

Hágala en el tiempo
MI COPA LIBERTADORES (Chivas en Brasil)
A pesar de ya tener buen rato en esta apasionante profesión, el cubrir una Copa Libertadores siempre fue una experiencia aparte. Toda la pasión de esta competencia la quería vivir y fue en la primera participación que tuvo Chivas y América en Brasil después de superar en la Pre-Libertadores a los equipos venezolanos que tuve la oportunidad.
Fue el 4 de marzo de 1998 cuando México entró en la historia al jugarse el primer partido de Libertadores fuera de Sudamérica en el estadio Jalisco con un clásico nacional entre Chivas y América que terminó en favor de las Águilas 1 a 0 con anotación de García Aspe. Los dos mexicanos habían quedado en el grupo 2 y enfrentaron al Vasco da Gamma y Gremio de Porto Alegre.
Viene la noticia en lo personal y con las coberturas que habíamos dado en la radio con Promomedios, era yo el hombre de confianza para Octavio Hernández, quien acaba de dejar la radio para irse como directivo en el Guadalajara y fuimos asignados a seguir a Chivas en sus juegos en Brasil ante Vasco y Gremio.
Junto a Alejandro Mojica, quien había quedado de director de deportes, emprendimos el viaje con Chivas a Río de Janeiro.
Nuevamente esta aventura de viajar con el equipo, hospedarse en el mismo hotel y acompañarlos en una misión internacional me llenaba de emoción y me hacía sentir feliz con mi profesión. Conocería otro país.
El destino final fue Porto Alegre para el primer juego ante el Gremio el 31 de marzo, llegamos dos días antes y la emoción me llenaba. Recién llegando al hotel había un aficionado muy particular con la playera de Chivas, era brasileño y se llamaba Guadalajara Madruga. Sí, ese era su nombre pues había sido concebido por sus padres durante el mundial del 70 en la perla tapatía y a sus 27 años no podía dejar pasar el acercarse al equipo que apoyó desde niño y ese era Chivas. Por supuesto que lo entrevisté y envié para la radio como un testimonio curioso.
Porto Alegre es una ciudad calurosa y con mujeres muy hermosas, llegando decidí salir a conocer la zona de reunión de los jóvenes y pasé una muy buena noche previa al juego.
El día del enfrentamiento fuimos al estadio del Gremio para ubicar nuestra cabina por la mañana y vistamos el museo del equipo. La cantidad de trofeos era impresionante, la grandeza del equipo se percibía con solo entrar a esa sala.
La noche llegó y a Chivas no le fue nada bien, terminaron perdiendo y nosotros pasando apuras con la conexión telefónica, pero sobre la hora terminó llegando la señal y narramos el juego con la emoción que se requiere en un torneo histórico de esta naturaleza. Dejamos Porto Alegre con grandes recuerdos y experiencia.
El segundo partido fue ante Vasco da Gamma el 3 de abril de ese año. Habíamos llegado el día primero a Rio, nuestra labor era ir a checar que estaría dispuesta una línea telefónica exclusiva para realizar nuestra narración desde el estadio.
Estaba en Brasil, tenía que conocer también Rio de Janeiro y por lo menos pisar la playa de Copacabana y visitar al Cristo de Corcovado, solo tendríamos 3 días y uno era exclusivo para el juego.
La bueno fue que el hotel estaba en la playa, lo malo, el estadio del Vasco era al otro lado de la ciudad en un barrio de cuidado.
El estadio San Joanario, llamado así por la calle en donde se encuentra, es uno de los más viejos pues fue construido en 1927 y es ya patrimonio histórico en Brasil por ser sede del club de Regatas posteriormente llamado Vasco.
Logramos asegurar la línea telefónica y ver cuál sería la cabina, éramos la representación de la radio mexicana, solo nosotros y televisa con Raul Orvañanos, Juan Pablo Romero y Diego Silva. Había las dos cabinas reservadas para México.
El equipo de Chivas dirigido por Ricardo “Tuca” Ferretti tenía que buscar hacer historia en esta primera participación de un club mexicano en el extranjero dentro de la Copa Libertadores.
El “Tuca” me conocía por la cobertura diaria que hacía del equipo en Guadalajara y la noche previa al partido, después de la cena en el hotel, tuvo el detalle de llamarme a su mesa e invitarme una cerveza para platicar de fútbol.
Yo con el nervio de un chamaco, poco podía aportar ante semejante personaje que un año antes había salido campeón con Chivas en su primer año como entrenador. Como cuál maestro de escuela, “Tuca” me explico a detalle los diferentes parados tácticos y planteamientos que el buscaba en ese momento con Chivas y literalmente con cacahuetes en la mesa me dibujo lo diferentes parados y coberturas defensivas que se presentan en un partido de fútbol. Fueron más de 3 cervezas y nunca más olvidé esa charla.
Al llegar el día del juego, por la mañana alcanzamos a subir al cerro del Corcovado para ver al Cristo redentor en una de las vistas más impresionantes que recuerdo. Tremenda altura para ver a todo Río de Janeiro y lo majestuoso del Cristo.
Por la noche, llegamos al estadio 3 horas antes del partido para instalarnos y no hubo ningún inconveniente, solo el barrio de los alrededores daba miedo por las constantes batucadas y porras para Vasco. Finalmente, esa presión hizo efecto en la cancha y chivas perdió 2 a 0. Al día siguiente había que regresar a Guadalajara, no se pudo ganar y se había quedado eliminado.
¡Hágala en el tiempo!