

Hágala En El Tiempo
Vi al Atlas campeón
Nunca tan cerca, nunca tan parte de una generación de jugadores me sentí como con la ahora llamada “Generación Dorada” que estuvo a un penal de ser campeona en el fútbol mexicano.
Hablo del Atlas de La Volpe y de aquel 6 de Junio de 1999 donde se vivió una de las finales más emotivas en la historia del fútbol mexicano. Ese día, en Toluca, me tocó narrar el juego para la radio local junto a un personaje muy polémico, Tonatiuh Bravo, quien me invitó a ser parte de la crónica de aquel partido.
Mi traslado a Toluca fue con varios aficionados que habían adquirido el paquete en la agencia “Gallego Tours” que incluía la entrada al juego y el traslado de Ciudad de México a Toluca, así como también volar de regreso en el mismo avión del equipo rojinegro.
Ingresé con todos a las gradas y de ahí pasé al palco del radio donde estaría en la transmisión. Recuerdo cada momento como una película de ficción donde la emoción me ganaba varias veces al momento del relato. Ese Atlas jugaba por nota, pero Toluca era temible.
Llegaron al partido de vuelta con empate a 3 goles y de pronto, al primer minuto, Hugo Castillo puso en ventaja al “Rojinegro”, pero 2 minutos después empató Cardozo para los “Diablos”. Fue un juego de ida y vuelta con grandes emociones que tuvo la ventaja de 2 -1 para Toluca con la anotación del “Flaco” Macías y después el empate nuevamente por parte de Zepeda para terminar 2-2 y con el 5-5 global irse a los penales.
El show de La Volpe fue el que provocó a la afición de Toluca que enardecida comenzó a insultar a la tribuna de tapatíos. La Volpe fue expulsado sobre el final de tiempo regular y mi garganta no podía más con las emociones de la crónica.
Yo vi a ese Atlas campeón, lo sentí porque su juego, su empuje y dinámica eran únicas. Erubey Cabuto, Julio Estrada, Héctor López, Pablo Lavallén, Rafa Márquez, Jorge Almirón, Juan Pablo Rodríguez, Cesar Andrade, Miguel Zepeda, Daniel Osorno y Hugo Castillo. Cantera pura, digna de coronar un largo proceso que la mayoría tuvieron juntos desde segunda división.
Los penales, historia ya conocida, los viví en la transmisión de radio con unos nervios que congelaban mi estómago. Tonatiuh narraba las ejecuciones del Toluca y yo las de Atlas. Cada pelota que entraba movía millones de emociones.
Vino la falla de Fabián Estay y volví a ver al Atlas campeón, lo sentí, pero el penal siguiente ahogó mi grito de gol con la falla de Daniel Osorno, volvíamos a empezar.
Terminó la ronda y entramos a la muerte súbita con la desventaja de que Atlas cerraba la tanda, si fallaba uno le daba el título a Toluca. Así pasó.
Cuando vino la ejecución del “Jerry” Estrada, vi el demonio de la inseguridad en su postura, su mirada, el nervio comiéndole el cerebro y la humanidad gigante de Cristante esperándolo.
Mis manos sudaban sosteniendo el micrófono, tenía que seguir narrando con vida al “Rojinegro”, vino el silbatazo y … “Arranca el ‘Jerry’ Estrada, no toma mucho vuelo, hay que seguir con vida y dejarle la presión a Toluca, le pegoooooooooooo…….”
El momento que Cristante detuvo el disparo, el estallido de “La Bombonera” me enmudeció, me silenció, me trabó. No pude narrar más, me quedé perplejo. A mi silencio lo acompañó una cara de asombro, de incredulidad, de frustración, de tristeza y de un llanto ahogado que con un nudo en la garganta tuve que apagar.
Mientras todo eso ocurría, la transmisión seguía con alarido del estadio, pero sin una crónica que dijera lo que había pasado. Tonatiuh, al verme en shock, tuvo que arrebatarme el micrófono y gritar lo esperado: “Tolucaaaa campeoooooon, llegó la quinta estrella, Toluca campeón” Esas palabras me quebraron, tuve que agachar la cabeza y con la frente en mis rodillas dejar correr las lágrimas que se me habían atorado, yo había visto al Atlas campeón, pero la historia fue diferente. Lo qué pasó después se los platico en la próxima entrega.
¡Hágala, señores!