

Martes sin Glamour
Gladiador de 24 Kilates
Hay luchadores que pueden durar toda una vida de arena en arena buscando la consagración y no lo logran, hay otros que tienen una corta temporada de suerte y desparecen, sin embargo, hay quienes llegaron a este deporte para ser como una estrella fugaz y convertirse en una leyenda.
Este es el caso del luchador tapatío, Oro, que estuvo solamente cuatro años en el negocio del pancracio, pero fueron suficientes para que este joven, cuya carrera como luchador y su vida, terminaron prácticamente al mismo tiempo.
Nacido en Guadalajara el 24 de diciembre de 1971, él y su hermano Plata querían convertirse en luchadores para seguir la tradición familiar, ya que, su padre luchó como El Calavera II, este al saber de qué se trataba la vida y sacrificios de un gladiador no estaba contento con esta idea, pero finalmente aceptó que sus hijos lucharan. Al ser su primer mentor les enseñó algunas lecciones básicas antes de enviarlos a donde los entrenó Cuauhtémoc “Diablo” Velasco correctamente.
El trabajo y la determinación hicieron que el 23 de noviembre de 1990 debutara como profesional bajo el nombre de Rayo Mortal, al tiempo y tras evolucionar su técnica adoptó los nombres de Apolo Montaño, El Nuevo Spiderman y El Doble, para finalmente, quedar con el nombre que lo inmortalizó, Oro.
Sus lances casi mortales en conjunto con su distinguida lucha aérea hicieron que la triada de Oro, Plata y Bronce se fueran ganando terreno a pasos agigantados en el pancracio nacional, de a poco escalaron los complicados peldaños de la carrera.
Oro, por su parte, logró impactar de sobre manera al respetable y con ello se separó, técnicamente hablando, de su tercia original para ser programado en solitario o con otras parejas o tercias. Incluso, en algún momento de su fugaz carrera, le comparaban con Rey Misterio Jr.
De su debut en 1990 a 1992, cosechó infinidad de triunfos, se hizo de rivalidades que lograron levantar la expectativa y la venta de boletos iba en aumento, tanto fue su buen desempeño que, a su corta edad y con un físico ya trabajado, viajó a Japón. Debutó en abril del 1992 para la promotora de Gran Hamada, el impacto que causó entre los nipones lo llevaron a programarlo con Mil Máscaras y Último Dragón, tres de los mejores exponentes de las últimas 3 décadas, aunque Oro no alcanzaba a mojar los años 80 como gladiador.
En su regreso a México, llegó como un semi consagrado con apenas 21 años de edad, fue entonces que el CMLL vio en él una carta fuerte en la cual apostar y su carrera tomó un rumbo aún más impresionante. Para enero de 1993 el experimentado Mano Negra había cambiado de bando y era el actual monarca de los pesos medianos de la NWA, la empresa le puso como retador al metálico y este ganó el único campeonato que logró en su fugaz carrera, la rivalidad entre el nobel y el experimentado se había encendido, incluso, se llegó a especular que para el 60 aniversario del CMLL el platillo principal era el juego de máscaras entre el del guante negro y el de los 24 kilates.
Sin embargo, la tragedia golpeó el 26 de octubre durante una lucha en la mítica Arena Coliseo de Perú 77 en la capital mexicana, para ese combate Oro hizo tercia con Arturo Casco “La Fiera” y el carismático, Brazo de Plata, para enfrentar a unos rudos de grueso calibre, Kahoz, Dr. Wagner Jr. y Jaque Mate, apenas transcurría la primera caída cuando Kahoz y Oro se repartieron poder, el rudo golpeó al metálico en el pecho muy cerca del cuello, Oro cayó de espaldas haciendo el registro contra la lona de manera casi rutinaria para un luchador, solo que esta vez no se incorporó con la misma velocidad que se acostumbraba verlo, tras un pase de cuerdas, Oro enganchó a Kahoz con el antebrazo y lo sacó del ring, el de blanco salió por el pasillo rumbo al vestidor caminando y el tapatío lo hizo detrás de él intentando seguir con el combate, al ver la nula respuesta de su contrincante se regresó al cuadrilátero, pero ya no subió más, se inclinó en una de las esquinas mientras la lucha continuaba, el réferi se percató de algo y bajó para revisar al luchador, poco después entraron las asistencias médicas y se lo llevaron en camilla rumbo a la ambulancia para hacer un traslado hospitalario, pero desgraciadamente Oro ya había dejado de existir.
Una lucha por demás extraña, un desenlace que pocos imaginaron y con dudas que, 27 años después, siguen sembradas del cómo es que sucedió, realmente qué le pasó. Se sabe que al cuerpo nunca le practicaron la autopsia y se desconoce a ciencia cierta las causas de su deceso.
Lo que sí, es que Oro como luchador forjó con 4 años de profesionalismo una de las carreras más meteóricas y exitosas que se recuerdan en el pancracio, de tal suerte que cercano a cumplir 22 años se convirtió en una leyenda digna de recordar.